Déjame desde la calma contemplarte. Al caer la tarde, cuando todos recogen y se van. En ese momento donde tus olas dejan un rumor suave, relajante. Cuando el sol se echa a descansar y da paso a la oscuridad donde habitan los sueños.
Déjame ser parte de tu orilla fría, de tu arena húmeda. De tu brisa fresca que alimenta mi calma.
Quiero ser mar y arena, olas y espuma, día y noche, brisa fresca...
Quiero ser todo y nada, tempestad y calma, ser tu alegría cada mañana y tu infierno en una noche larga.
Déjame abrazarte como las olas del mar, meciendo tu cuerpo mientras te canta una nana.
TCL