Y mis ojos te miraron tan fuerte que rompí todos tus miedos.
Sin ruido entré en tu alma para luego poseer tu cuerpo.
Un cuerpo que guarda silencios y llantos,
roto por tempestades de oscuridad que logran
maniatar al guardián de la luz.
Me adentro despacio a través de tu mirada.
Mis manos rompen las cadenas que te tienen preso
y mis besos secan lágrimas derramadas.
Y mientras me pregunto, ¿por qué encarcelado la pasión,
la voluntad y el deseo, alguien alguna vez quiso ser feliz?
Te inundo de caricias que no duelen,
de silencios que hablan por los ojos,
de pasión que libera el alma,
de voces que gritan mudas cuando el amor llama.
Tus manos poseen la llave de mi cárcel
y quiero que ahora dejes que el hierro
de los barrotes de la mazmorra se fundan con nosotros
y saltemos al vacío de la piel.
Esa piel que se eriza, esas bocas que se buscan,
esas miradas que queman lo que el alma tiene escondida.
Ese fluir de sudores que desvanece la carne
pare volar libres entre sabores dulces.
Y al final de todo, cuando rodamos por el suelo,
sin destino ni objetivo, sin ataduras, sin dolor...
vuelvo a preguntarme; ¿por qué deseo tanto que vuelvas
a encarcelarme en tu corazón para siempre?
J.A y T.C.L
Gracias J.A por éste nuestro primer dueto,
improvisado y mágico.
Partícipes: J.A y Toñi Cárdenas.
